afirmo con audacia mi fe en el porvenir de la humanidad.
Me niego a creer que las circunstancias actuales incapaciten al hombre para hacer un mudo mejor.
Me niego a compartir la opinión de quienes pretenden que el hombre esté cautivo de la noche sin estrellas, del racismo, de la opresión, de la guerra.
Me niego a creer que la aurora radiante de la paz y la fraternidad, no podrá nunca a llegar ser realidad.
Me atrevo a creer que un día, todos los habitantes de la tierra, podrán hacer tres comidas al día, para mantener la vida de su cuerpo, y podrán recibir la educación y la cultura necesarias para la salud de su espíritu; y la igualdad y la libertad para la vida de su corazón.
Creo igualmente que un día toda la humanidad reconocerá en Dios a la fuente de su amor.
Creo que este amor salvador y pacífico, será un día la ley.
El lobo y el cordero podrán descansar juntos y todos los hombres podrán sentarse bajo su higuera, en su viña y nadie tendrá motivos para tener miedo.
Me niego a creer que la aurora radiante de la paz y la fraternidad, no podrá nunca a llegar ser realidad.
Me atrevo a creer que un día, todos los habitantes de la tierra, podrán hacer tres comidas al día, para mantener la vida de su cuerpo, y podrán recibir la educación y la cultura necesarias para la salud de su espíritu; y la igualdad y la libertad para la vida de su corazón.
Creo igualmente que un día toda la humanidad reconocerá en Dios a la fuente de su amor.
Creo que este amor salvador y pacífico, será un día la ley.
El lobo y el cordero podrán descansar juntos y todos los hombres podrán sentarse bajo su higuera, en su viña y nadie tendrá motivos para tener miedo.
Martin Luther King (estadounidense 1929-1968)