miércoles, 30 de septiembre de 2009

Michel Foucault

Hibiskus/ Hibiscus Tylene with raindrops


Michel Foucault (Poitiers, 15 de octubre de 1926 – París, 25 de junio de 1984) Filósofo e historiador. Fue profesor en varias universidades francesas y estadounidenses, catedrático de Historia de los sistemas de pensamiento en el Collège de France (1970-1984). Su trabajo ha influido en importantes personalidades de las ciencias sociales y las humanidades.
Foucault es conocido, principalmente, por sus estudios críticos de las instituciones sociales, en especial la psiquiatría, medicina, las ciencias humanas, el sistema de prisiones, así como por su trabajo sobre la historia de la sexualidad humana. Su trabajo sobre el poder, y las relaciones entre poder, conocimiento y discurso, ha sido ampliamente debatido. En los años 1960, Foucault estuvo asociado al estructuralismo, un movimiento del que se distanció más adelante. Foucault también rechazó las etiquetas de postestructuralista, postmodernista y , que le eran aplicadas habitualmente, prefiriendo clasificar su propio pensamiento como una crítica histórica de la modernidad con raíces en Kant.



Algunas ideas 


Desde Historia de la locura en la época clásica hasta sus libros de la inconclusa La Historia de la Sexualidad se ubican dentro de una filosofía del conocimiento que sitúa en los talleres de la historia. Sus teorías sobre el saber, el poder y el sujeto rompieron con las concepciones modernas de estos términos, por lo que es considerado un postmodernista. Aunque a Foucault no le interesaba la etiqueta, argumentando que prefería discutir la definición de "modernidad". Pero se le considera como tal debido a que, aunque compartía con el estructuralismo algunas líneas de pensamiento, careció siempre de la pretensión de cientificidad característica de esta corriente, recalcando el abismo que se abre entre las palabras y las cosas. Además de estos libros, se han publicado transcripciones de algunos de sus cursos dictados en el Collège de France y numerosas entrevistas.
Foucault estudia hondamente el poder, rompiendo con las concepciones clásicas de este término. Para él, el poder no puede ser localizado en una institución, o en el Estado, está determinado por el juego de saberes que respaldan la dominación de unos individuos sobre otros al interior de estas estructuras. El poder no es considerado como algo que el individuo cede al soberano (concepción contractual jurídico-política), sino que es una relación de fuerzas, una situación estratégica en una sociedad determinada. Por lo tanto, el poder, al ser relación, está en todas partes, el sujeto está atravesado por relaciones de poder, no puede ser considerado independientemente de ellas. El poder, según dice, no sólo reprime, sino que también, produce efectos de verdad y produce saber.
Destaca el surgimiento de un biopoder que absorbe el antiguo derecho de vida y muerte que el soberano detentaba y que pretende convertir la vida en objeto administrable por parte del poder. En este sentido, la vida regulada debe ser protegida, diversificada y expandida. Su reverso, y en cierto sentido su efecto, es que para tales efectos es necesario justamente contar con la muerte, ya sea en la forma de la pena capital, la represión política, la eugenesia, el genocidio, etc, como una posibilidad que se ejerce sobre la vida por parte del poder que se fundamenta en su cuidado.
Distingue dos técnicas de biopoder que surgen en los siglos XVII y XVIII. Esta anatomopolítica se caracteriza por ser una tecnología individualizante del poder, basada en el escrutar en los individuos, sus comportamientos y su cuerpo con el fin de anatomizarlos, es decir, producir cuerpos dóciles y fragmentados. Está basada en la disciplina como instrumento de control del cuerpo social penetrando en él hasta llegar hasta sus átomos; los individuos particulares. Vigilancia, control, intensificación del rendimiento, multiplicación de capacidades, emplazamiento, utilidad, etc. Todas estas categorías aplicadas al individuo concreto constituyen una disciplina nueva.
Tiene como objeto a poblaciones humanas, grupos de seres vivos regidos por procesos y leyes biológicas. Esta entidad biológica posee tasas conmensurables de natalidad, mortalidad, morbilidad, movilidad en los territorios, etc, que pueden usarse para controlarla en la dirección que se desee. De este modo, según la perspectiva foucaultiana, el poder se torna materialista y menos jurídico, ya que ahora debe tratar respectivamente, a través de las técnicas señaladas, con el cuerpo y la vida, el individuo y la especie.
Desarrolló una teoría del discurso, que utilizó para problematizar instituciones como hospitales, manicomios, prisiones y escuelas. Su análisis no se centra únicamente en el aparato coercitivo y en su funcionamiento, sino en los discursos, es decir, el lenguaje de las disciplinas que definen qué es un ser humano. Se trata de los lenguajes de la burocracia, de la administración, de la medicina o del psicoanálisis; en definitiva, los lenguajes del poder —los cuales no son descriptivos sino normativos, puesto que definen y disponen— tienen el poder de excluir al individuo del cielo de la sociedad y de determinar las condiciones de su admisión en ella: capacidad jurídica, conciencia moral, formación, o disciplina. Su postura respecto a los enunciados es radical. No sólo elimina cuestiones sobre verdad, sino inclusive cuestiones de significado. En lugar de buscar el origen del significado en algún sujeto trascendental o en relación con las prácticas aceptadas, Foucault niega que el significado tenga importancia alguna en su trabajo. Su estrategia es describir en detalle cómo surgen las afirmaciones de verdad, qué fue lo que de hecho se dijo y escribió, y cómo esto encaja en la formación de los discursos. Quiere evitar toda interpretación y alejarse de los objetivos de la hermenéutica. Esta postura permite que Foucault se aleje del punto de vista antropológico y se enfoque en el papel de las prácticas discursivas. Renunciar al significado pareciera acercar a Foucault al estructuralismo. Sin embargo, él se rehúsa a examinar a las oraciones fuera de su papel en la formación discursiva y también se rehúsa a examinar posibles oraciones que podrían surgir de tal formación. De aquí surge su identidad como historiador, pues sólo le interesa describir oraciones que, de hecho, ocurrieron en la Historia. Todo el sistema y sus reglas discursivas determinan la identidad de la oración; por lo tanto, no tiene sentido distinguir las oraciones posibles de las ocurridas. Sólo las oraciones que de hecho ocurren son las que pueden ocurrir en un sistema discursivo. Así que uno debe meramente describir sistemas específicos que determinan qué tipos de oraciones pueden surgir. 
Obras 
La Historia de la locura en la época clásica fue determinante en su trayectoria, por la elección de su objeto (la sinrazón), por el lenguaje empleado (Bataille y Blanchot como fondo), por las referencias literarias (de Diderot a Artaud), por su engranaje con el giro cartesiano (Descartes fue siempre la frontera nueva del pensamiento, según señaló hasta su muerte), por tratar el problema de la normalización desde el siglo XVII y XVIII, que es el prólogo a lo que sucederá en la época contemporánea según irá exponiendo el resto de su obra hasta 1976. Como sucede con los autores clásicos, la bibliografía y los casos sobre los que trabajó están siendo revisados hoy, sobre todo a la luz de la publicación de sus Seminarios.
El nacimiento de la clínica, de 1963, fue su segundo trabajo importante. Foucault rastrea el desarrollo de la medicina, específicamente la institución de la clínica. El tema central es el de la observación o mirada atenta, hasta la consigna de abrir cadáveres, promovida en los años de las turbulencias revolucionarias.
Las palabras y las cosas, de 1966, empieza con una discusión de Las Meninas de Diego Velázquez, y su complejo juego de miradas, ocultamientos y apariciones. De ahí desarrolla su argumento central: que todos los periodos de la historia poseen ciertas condiciones fundamentales de verdad que constituyen lo que es aceptable o no, como, por ejemplo, el discurso científico. Y argumenta que estas condiciones de discurso cambian a través del tiempo, mediante cambios relativamente repentinos, de una episteme a otra, según el término que introduce. Es una profunda reflexión sobre el ser hablado, y la posibilidad humana de conocimiento. Es una obra capital, dentro de su labor intelectual, y puso al autor en el primer plano de la historia del pensamiento.
La arqueología del saber, de 1969, representa su principal aventura en metodología. Lo escribió para lidiar con la percepción que se tenía de Las palabras y las cosas. Hace referencia a la filosofía analítica angloamericana, en particular a la teoría del acto discursivo. Dirige su análisis hacía la oración, la unidad básica del discurso que considera ignorada hasta ese momento. Las oraciones dependen de las condiciones en las que emergen y existen dentro del campo del discurso. No son proposiciones, ni declaraciones ni actos discursivos. En su análisis, considera los actos discursivos serios en cuanto a su análisis literal, en lugar de buscar algún significado más profundo. Es importante notar que de ninguna manera está tratando de desplazar o invalidar otras formas de analizar el discurso.
Vigilar y castigar, de 1975, empieza con una descripción muy gráfica de la ejecución pública del regicida Damiens en 1757. Contra ésta, Foucault expone una prisión gris, 80 años después y busca entender cómo pudo ocurrir tal cambio en la forma de castigar a los convictos en un período tan corto. Estas dos formas de castigo tan contrastantes son dos ejemplos de lo que llama "tecnologías de castigo". La primera, la tecnología de castigo 'monárquica', consiste en la represión de la población mediante ejecuciones públicas y tortura. La segunda, el "castigo disciplinario", según dice, es la forma de castigo practicada hoy día; este castigo le da a los "profesionales" (psicólogos, facilitadores, guardias, etc.) poder sobre el prisionero: la duración de la estancia depende de la opinión de los profesionales.
Foucault compara la sociedad moderna con el diseño de prisiones llamadas panópticos de Bentham (nunca construidas pero tomadas en cuenta): allí, un solo guardia puede vigilar a muchos prisioneros mientras el guardia no puede ser visto. El oscuro calabozo de la pre-modernidad ha sido reemplazado por la moderna prisión brillante, pero Foucault advierte que "la visibilidad es una trampa". A través de esta óptica de vigilancia, dice, la sociedad moderna ejercita sus sistemas de control de poder y conocimiento (términos que considera tan íntimamente ligados que con frecuencia habla del concepto "poder-conocimiento"). Foucault sugiere que en todos los planos de la sociedad moderna existe un tipo de "prisión continua", desde las cárceles de máxima seguridad, trabajadores sociales, la policía, los maestros, hasta nuestro trabajo diario y vida cotidiana. Todo está conectado mediante la vigilancia, deliberada o no, de unos seres humanos por otros, en busca de una 'normalización' generalizada.
Hasta su muerte se publicaron tres volúmenes de la Historia de la sexualidad. El primero, La voluntad de saber, de 1976, se sitúa en los dos siglos XVIII y XIX; trata del funcionamiento de la sexualidad en relación con la emergencia del bio-poder, el "control total sobre los cuerpos vivos", es decir, todas las políticas económicas, geográficas y demográficas que establece el poder para el control social. El poder se encuentra difuso, fragmentado, deslocalizado, es ubicuo, e impregna todas las relaciones sociales. Ataca las "hipótesis represivas", la creencia común de que hemos "reprimido" nuestros impulsos sexuales desde el siglo XIX. Y propone una visión de la sexualidad como "promovido" a través de la construcción discursiva del sexo. Sin embargo, ésta supuesta libertad sexual se enfrenta continuamente al "control sobre los cuerpos vivos", y el derecho de espada, la muerte, típica de sociedades disciplinarias, ha cedido el paso a la "interiorización de la norma", mecanismos más acordes con las sociedades de control en las que vivimos. Por tanto, el autor concibe el discurso sexual y la libertad sexual "lograda" en las últimas décadas (o sencillamente deseada por aquellos que defienden la libertad) como un dispositivo falso, que pretende distraer de lo que debe ser verdaderamente objeto de lucha en nuestra sociedad: el control sobre nuestros propios cuerpos, sobre nuestros deseos y pasiones. El uso de los placeres y La inquietud de sí (1984), en cambio, tratan sobre el uso del cuerpo y su moral ascética en la Antigüedad griega y romana. Un cuarto volumen, que abordaba ya la era cristiana, estaba concluido desde antes, pero como no se adecuaba al lenguaje de los anteriores, no permitió publicarlo.

Libros 

  • Enfermedad mental y personalidad / Maladie mentale et personnalité (1954; reed. en 1962).
  • Historia de la locura en la época clásica / Histoire de la folie à l'âge classique. Folie et déraison (1961).
  • Raymond Roussel (1963).
  • El nacimiento de la clínica / Naissance de la clinique. Une archéologie du regard médical (1963).
  • Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas / Les mots et les choses. Une archéologie des sciences humaines (1966).
  • El pensamiento del afuera / La pensée du dehors (1966), ensayo breve.
  • La arqueología del saber / L'Archéologie du savoir (1969).
  • Siete sentencias sobre el séptimo ángel / Sept propos sur le septième ange (1970), ensayo breve.
  • El orden del discurso / L'ordre du discours (1970), discurso inaugural en el Collège de France.
  • Esto no es una pipa / Ceci n'est pas une pipe (1973), ensayo breve.
  • Vigilar y castigar / Surveiller et punir (1975).
  • Historia de la sexualidad, 1: La voluntad de saber / Histoire de la sexualité, 1. La volonté de savoir (1976).
  • Microfisica del poder (1980).
  • Historia de la sexualidad, 2: El uso de los placeres / Histoire de la sexualité, 2. L’usage des plaisirs (1984).
  • Historia de la sexualidad, 3: La inquietud de sí / Histoire de la sexualité, 3. Le souci de soi (1984).
  • La pintura de Manet (1989), Alpha Decay, Barcelona, 2004.
  • Dits et écrits (1994), 4 vols., recopilación de todos sus artículos y entrevistas.
  • Cours au Collège de France (1997 y ss.), 13 vols., publicados por Gallimard-Seuil, fundamentales para entender su pensamiento. Son:

    • La volonté de savoir
    • Théories et institutions pénales
    • La société punitive
    • Le pouvoir psychiatrique, 2003 (tr. Akal, 2005)
    • Les anormaux, 1999 (Akal, 2001)
    • «Il faut défendre la société», 1997 (Akal, 2003)
    • Sécurité, territoire, population, 2004 (Akal, 2008)
    • Naissance de la biopolitique, 2004
    • Du gouvernement des vivants
    • Subjectivité et vérité; L’Herméutique du sujet, 2001 (Akal, 2005)
    • Le gouvernement de soi et des autres, 2008
    • Le courage de la vérité. (Le Gouvernement de soi et des autres, Il), 2009.



Fuentes 

  • BARTHES, Roland, «Por ambas partes», Ensayos críticos, Barcelona, Seix Barral, 1973, pp. 201-210 (or.1961).
  • BLANCHOT, Maurice, Michel Foucault tel que je l'imagine, Montpellier, Fata Morgana, 1986.
  • CASTRO, Rodrigo, "Foucault y el Cuidado de la Libertad", Santiago de Chile, Lom, 2008.
  • COUSINS, Mark; HUSSAIN, Athar, Michel Foucault, Londres, MacMillan, 1984.
  • DELEUZE, Gilles, Foucault, París, Minuit, 1986.
  • DERRIDA, Jacques, «Cogito et histoire de la folie», L'écriture et la différence, París, Le Seuil, 1979, pp.51 97 (or. 1967).
  • DREYFUS, Hubert; RABINOW, Paul, Michel Foucault. Un parcours philosophique, París, Gallimard, 1984 (ampliación del or. Chicago, 1982).
  • ERIBON, Didier, Michel Foucault, París, Flammarion, 1989.
  • GIARD, Luce, Michel Foucault. Lire l'oeuvre, Grenoble, Jérôme Millon, 1992.
  • HABERMAS, Jürgen, El discurso filosófico de la modernidad, Madrid, Taurus, 1989 (or. Francfort, 1985).
  • HOY, David C. (comp.), Foucault, Buenos Aires, Nueva Visión, 1988.