Image by Nney via Flickr
...una puerta quedó entornada con dignidad para no ofender orgullos,
y un rato después la mancha negra empezó a dibujar su espiral cautelosa
sobre las baldosas rojas del líving, buscó una alfombrita cerca de la chimenea,
y yo que leía a Paco Urondo escuché por ahí el primer mensaje de la alianza,
un ronroneo confianzudo, entrega de cola estirada y sueño entre amigos.
A los dos días me dejó que lo cepillara, a la semana le curé las mataduras
con azufre y aceite; todo ese verano vino de mañana y de noche, jamás aceptó
quedarse a dormir en la casa, qué te crees, y nosotros no insistimos
porque ya pronto nos volveríamos a París y no podíamos llevarlo con nosotros,
los gitanos y los traductores internacionales no tienen gatos, un gato es territorio fijo,
límite armonioso; un gato no viaja, su órbita es lenta y pequeña,
va de una mata a una silla, de un zaguán a un cantero de pensamientos;
su dibujo es pausado como el de Matisse, gato de la pintura, jamás Jackson Pollock o Appel...
Fragmento de "Ultimo Round" (1969)